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Cobá

Cobá es un yacimiento arqueológico de la cultura maya precolombina, localizado en el sureste de México, en el territorio que hoy ocupa el estado de Quintana Roo, unos noventa kilómetros al este de Chichén Itzá y unos cuarenta al noroeste de Tulum.

El posible significado de Cobá podría ser "cob" significa "lo que tiene humedad o musgo" y "á" ó "há" que significa "agua", es decir "agua con musgo" o "humedad de agua", otra posibilidad que no se descarta es que signifique "agua turbia" por la proximidad a unos pequeños lagos con un color muy turbio.

Otros autores investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, sin embargo, ofrecen traducciones un poco distintas al término '”Cobá”', entre las que pueden mencionarse “agua de las chachalacas” pues “cob” es el nombre de esa ave de la región; “diente de tuza" también del maya “coh”, diente y “bah”, tuza o “agua abundante” de “cob”, abundancia y “ha” agua.

En su apogeo tuvo una población de unos 50.000 habitantes y una extensión de ochenta kilómetros cuadrados. La mayor parte de la ciudad fue construida a mediados del período clásico de la civilización maya, entre los años 500 y 900 de nuestra era y poseía varios templos entre los cuales sobrevive la pirámide del Nohoch Mul de 42 metros de altura. La mayor parte de las inscripciones datan del siglo VII y numerosas evidencias indican que la construcción y reparación de los edificios continuó hasta el siglo XIV

Las investigaciones realizadas a la fecha permiten saber que Cobá tiene una larga historia de ocupación prehispánica que habría iniciado hacia 200 0 100 a. n.e., cuando aquí existió un asentamiento de plataformas bajas y construcciones de madera y palma de las que no queda más evidencia que algunos fragmentos de cerámica. Es a partir de 100 d.n.e., cuando el área de Cobá experimenta un notable crecimiento demográfico, social y político que habrían de llevarla a convertirse en una de las ciudades más grandes y poderosas del norte de Yucatán.

Entre 200 y 600 d.n.e., la ciudad de Cobá parece haber ejercido un amplio control territorial, que le habría llevado a dominar todo el norte del actual estado de Quintana Roo y aún ciertas porciones del oriente de Yucatán. Evidentemente, este poder tiene su sustento en el control de grandes espacios agrícolas e hidráulicos, así como de las rutas de intercambio inter e intraregional, que posiblemente habrían incluido el control de algunos puertos de importancia, como el de Xel-Há. Aunque aún falta mucho por conocer acerca de este periodo, es indudable que en este tiempo, Cobá habría mantenido estrechos contactos con las grandes ciudades de Guatemala y el sur de Campeche y Quintana Roo, como Tikal, Dzibanché o Calakmul, por citar algunos, y que para mantener su poder habría establecido alianzas militares y matrimoniales al más alto nivel. En este sentido, es particularmente interesante mencionar la existencia de arquitectura de tipo teotihuacano (una plataforma del grupo pinturas explorada a principios de 1999), que documentaría la existencia de vínculos con el Centro de México y su poderosa metrópoli del clásico temprano: Teotihuacan.

Pirámide pequeña en Cobá.

Posterior a 600 d.n.e., el fortalecimiento de las ciudades del Puuc yucateco, así como la posterior aparición de Chichen Itzá en el panorama sociopolítico de la península, significaron cambios en la estructura de poder de Cobá y sus relaciones con otras ciudades importantes, que le habrían obligado a reconformar sus dominios territoriales. La información disponible a la fecha, ha permitido plantear la hipótesis de que a partir de 900 o 1000 d.n.e., Cobá habría entrado en una larga disputa con Chichén itzá, de la que esta última habría resultado finalmente triunfadora al vencer a importantes enclaves Cobaeños como Yaxuná.

Después de 1000 d.n.e., la ciudad perdió importancia política, aunque parece haber conservado su importancia simbólica y ritual, que le permitieron recuperar cierta jerarquía entre 1200 y 1500, cuando se construyeron diversos edificios ya dentro del estilo costa oriental. Sin embargo, las dinámicas económicas de esos tiempos parecen haber estado fundamentalmente centradas en los sitios costeros, por lo que Cobá habría subsistido como una ciudad de segundo orden, aunque en ese sentido más exitosa que su efímero vencedor Chichén Itzá. Al momento de la consolidación del control español de la península (ca. 1550 d.n.e.), Cobá se encontraba totalmente deshabitado, y no es sino hasta la llegada de los célebres viajeros John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood hacia mediados del siglo XIX, que la ciudad vuelve a ser mencionada en los libros de historia.


Estela con inscripciones mayas en Cobá.

Si bien es cierto que la ciudad nunca quedó en el olvido, la mayor parte de los estudios arqueológicos de la zona no se realizaron sino hasta principios del siglo XX por la dificultad que imponía la selva para llegar al lugar. En 1972 el Instituto Nacional de Antropología e Historia comenzó a desarrollar la zona y construir accesos para investigadores y visitantes. Actualmente sus ruinas son una de las principales atracciones turísticas de la región.

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